¿"Anti-competencia" por el talento?
No descubrimos nada si decimos que captar talento es básico en el mundo empresarial actual. La competencia por hacerse con determinados perfiles es feroz y lleva a las compañías a comportamientos ciertamente agresivos a la hora no solo de contratar sino también de blindar a empleados frente a estrategias de persuasión de competidores. Pero esa agresividad lleva con frecuencia a sobrepasar líneas rojas y atrae, cada vez más, la atención de las autoridades de competencia.
Los pactos de no captación y no competencia en operaciones de compraventa, o los intercambios de información sobre bandas o niveles salariales, están bastante trillados en el mundo de competencia. La novedad es que ya estamos viendo en España situaciones que desbordan estos ámbitos más tradicionales.
Aunque, hasta ahora, la persecución de conductas anticompetitivas relacionadas con las funciones de recruitment y blindaje de empleados no ha sido especialmente intensa en nuestro país, anticipamos que seguiremos los pasos de otros países con más bagaje en la materia como pueden ser EE.UU., Polonia, Lituania o Portugal.
Allí ya se han visto casos de conductas anticompetitivas relacionadas con no poaching y wage-fixing, y la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en el Asunto C-650/22 (comúnmente conocido como el “Caso Lass”) recuerda la necesidad de vigilar la competencia efectiva en el movimiento de empleados.
De nuevo un asunto que une fútbol y el derecho de la competencia. Esta vez, se trata de la cuestión prejudicial elevada por la cour d'appel de Mons (Bélgica) sobre la decisión de la FIFA (y la federación belga) de bloquear el traspaso del exjugador Lass Diarra al Sporting du Pays de Charleroi desde el Lokomotiv de Moscú a causa del incumplimiento de la normativa FIFA en materia de transferencias de jugadores. Aunque son varias las cuestiones que afectan a la aplicación de las normas de competencia (además de una fuerte relación con la libre circulación de trabajadores), el espíritu de la respuesta que da el TJUE deja patente su oposición a las trabas para el traspaso de jugadores (al fin y al cabo, empleados) que puedan mermar la competencia entre clubes.
Veremos si esta sentencia, además de agitar el sistema de transferencias de la FIFA, incita a las autoridades nacionales a replantearse la posición que ocupa esta tipología de conductas en su orden de prioridades.